Todos necesitamos ese momento para descansar, realizar un parón de nuestra frenética actividad diaria, reposar y resituarnos. Y por qué no, escucharnos para decidir lo que necesitamos, lo que ya no nos ayuda y proponernos objetivos futuros.
La vida es un continuo cambio y no siempre es fácil adaptarse a ella. Muchas veces los cambios que experimentamos, buscados o no, incorporan retos que es necesario aceptar. Por ejemplo hemos pedido un nuevo trabajo. Esto es positivo y cuando lo encontramos nos sentimos bien. Pero aunque lo hayamos deseado con todas nuestras fuerzas, una vez se materializa y lo vivimos, puede tener aspectos que nos representen un reto y nos cuesten. El mejor y más deseado de los trabajos también nos puede estresar y cansar. Y si esto es así para los cambios positivos deseados, imaginemos situaciones de vida duras, donde se afrontan algunos cambios que de entrada no consideramos tan positivos. Para afrontar la vida, los retos y los cambios es importante darnos espacio, parar y respirar para poder seguir.
¿Cómo afrontar los cambios? ¿Cómo recargarse para continuar adelante? ¿Cómo volver a sentir que podemos seguir? ¿Cómo conectar con nosotras mismas?
Una cuestión importante es darnos espacio. Esto significa tener ese momento para ser conscientes, y desde este estado de consciencia ayudarnos a nosotros mismos, permitirnos sentirnos, y también conscientemente encontrar el tiempo para recargarnos. Una forma de hacerlo es situar en casa, físicamente, un pequeño espacio para nosotros, que nos ayude a recordar esto. Un espacio que nos ayude a parar y a centrarnos.
A este espacio le podemos llamar altar. Es un lugar sagrado para cada una de nosotras, pero no para divinizar nada externo, sino para recordarnos que podemos conectar con nuestra alma. Cuando estamos creando o adornando este altar, internamente estamos escuchando a nuestro interior y sacándolo a la luz. Nos estamos permitiendo crear ese espacio donde recogernos, donde pedir, donde hablar con nosotras mismas, sin normas que nos impidan expresarnos. Podemos ser auténticas, sincerarnos, con esa parte que no nos juzga, solo nos escucha y responde.
Todos necesitamos ese lugar donde poder ser nosotras mismas sin ningún tipo de miedo a no ser aceptadas. En ese lugar descansamos del trajín exterior, nos sentimos en paz, y desde ese momento de paz podemos cargarnos de energía y afrontar lo nuevo. Esos cambios que vendrán, esos objetivos que hemos deseado y que ya se acercan.
¿Cómo hacerlo? Existen muchas formas, cada una debe encontrar la suya. Una recomendación es encontrar un lugar en tu casa o trabajo. Un lugar que te inspire y te ayude a estar en paz. Decóralo con una figura especial, pon una vela, enciéndela para conectar tus energías con las energías universales y recárgate de energía. Pon alguna ofrenda, piedra, hojas delante de la figura. Siente que estás viva. Acepta que todos tus objetivos están cerca y los vas a saber disfrutar.